Número 111. Agosto 2014
VIDA EN PEÑES
Paseo de bebés por Braulio Busto. (L. VENTURA)
La tercera parte de las embarazadas de Carreño evita parir en Cabueñes
El hospital gijonés repite los tactos vaginales para enseñar a sus alumnos en prácticas y separa a las madres de los bebés durante 4 horas
El 84% de las gestantes de Gozón acude a su maternidad de referencia
Agosto 2014 / Comarca
LORENA VENTURA / PAULA FERNÁNDEZ
(Candás / Luanco)
Lo tienen a 20 minutos de casa y es su hospital de referencia pero, aún así, casi la tercera parte de las embarazadas de Carreño evita parir en Cabueñes (Gijón). Los números no engañan: en los últimos tres años, el 31% de las mujeres en estado de gravidez escogieron otros centros sanitarios para traer a sus hijos al mundo. El mayor pico se produjo en 2012, año en que 21 niños (el 36% de los 58 recién nacidos del concejo) nacieron fuera de Gijón, según los datos del Registro Civil de Candás. Algunas madres no dudaron en escoger alternativas poco comunes: dos de ellas parieron en su propia casa y otra hizo casi cien kilómetros en coche para alumbrar en el Hospital de Jarrio (Coaña).
Ese mismo año, otras diez carreñenses (17% de las embarazadas) solicitaron ser atendidas en el Hospital San Agustín de Avilés (que es la maternidad que corresponde a las mujeres de Gozón), tres se fueron al Hospital Central de Asturias (HUCA), en Oviedo; una a Riaño (Langreo) y otras cuatro se pusieron en manos de instituciones privadas (tres parieron en el Centro Médico, de Oviedo, y una en la Clínica Begoña, de Gijón).
Las cifras de 2013 no son tan abultadas como las de 2012 pero, aún así, continúan siendo muy llamativas. Nacieron 61 carreñenses y, de estos niños, 16 (o sea, el 26%) no vinieron al mundo en Cabueñes. Nueve nacieron en Avilés, cuatro en Jarrio, dos en el HUCA y uno en el Hospital Álvarez Buylla, de Mieres.
Al contrario de lo que parece acontecer con las gestantes de Carreño, las embarazadas de Gozón parecen estar bastante satisfechas con su hospital de referencia, el San Agustín, dado que el 84% dieron a luz allí. En 2012, la cifra fue del 83% (62 niños gozoniegos nacidos en Avilés), frente a los once alumbrados en Oviedo y dos en Gijón. En 2013, los datos fueron muy similares: el 85% de las madres gozoniegas (57) parió en el San Agustín, cinco lo hicieron en Oviedo, tres en Gijón y dos en Langreo.
¿Por qué hay tantas embarazadas de Carreño que evitan parir en Cabueñes? Aunque las razones pueden ser variopintas, parece que la mala fama del hospital gijonés le está pasando factura. Cabueñes está en el punto de mira de las asociaciones que defienden el llamado «parto humanizado». Entre ellas, destaca El Parto es Nuestro, de gran seguimiento en internet y las redes sociales, que ha dedicado varios artículos al hospital gijonés, con títulos tan ilustrativos como «Hospital de Cabueñes, para echarse a llorar».
¿Qué es el parto humanizado? Es un parto asistido por profesionales sanitarios, pero en el que éstos se mantienen en un discreto segundo plano, respetando los ritmos fisiológicos de la mujer (sin intentar acelerar el proceso artificialmente) y la intimidad de ésta y su pareja. Este tipo de parto, defendido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), supone desterrar de la rutina médica intervenciones que resultan más cómodas para el personal sanitario, pero que pueden molestar a la mujer. Se trata del rasurado de la vagina, los enfisemas (vaciado de los intestinos para evitar que ésta defeque durante el parto), la repetición excesiva de tactos vaginales o la obligatoriedad de parir en posición de litotomía (echada, con las piernas abiertas en el potro), que es la que menos facilita el descenso del bebé.
En el parto humanizado tampoco tienen cabida prácticas que aún se efectúan por costumbre en la mayoría de las maternidades españolas para que las mujeres alumbren más rápido y que, según las organizaciones citadas, deberían reservarse para los partos patológicos. Son la amniotomía (rotura artificial de la bolsa de líquido amniótico), la administración de oxitocina (medicamento que provoca contracciones artificiales, más dolorosas que las contracciones de parto espontáneas) y la episiotomía, tal vez el procedimiento más polémico de todos, que consiste en cortar la piel y los músculos de la vagina para agrandar el canal de parto.
Casi todas estas prácticas se realizan en Cabueñes de forma sistemática. De hecho, figuran en el protocolo de partos (documento interno que dicta la actuación del personal del Servicio de Ginecología y Obstetricia). Tal documento advierte, ya en su primera frase, que, como Cabueñes es un centro docente universitario, las embarazadas pueden verse sujetas a la repetición de «determinadas exploraciones» con fines pedagógicos, en clara alusión a los tactos vaginales.
Las mujeres que solicitan información sobre el protocolo también son advertidas de que el afeitado de la vagina está «generalizado» y que la ruptura artificial del saco amniótico, la aceleración del parto con oxitocina y la episiotomía se dejan a criterio del especialista que atiende el parto, sin necesidad de que éste justifique la urgencia de tales intervenciones. Tampoco se habla de informar a la mujer ni de pedirle su consentimiento antes de realizar tales prácticas, lo que choca con los derechos recogidos en la Ley de Autonomía del Paciente.
Cuando el niño nace, es separado de su madre y permanece en otra unidad hospitalaria durante cuatro horas, lo que puede entorpecer la lactancia materna. También se avisa de que, si el anestesista está sobrecargado de trabajo, puede acontecer que la mujer se vea privada de la analgesia epidural.
Esta política de partos se traslada, punto por punto, a la rutina diaria de la maternidad. Según la «I Encuesta de opinión sobre atención natal y neonatal», realizada en 2010 por el Gobierno del Principado, el hospital gijonés va en cabeza en cuanto a partos inducidos artificialmente (25,6%), suministro de oxitocina (58,5%) y rotura de bolsa de forma intencionada (50,7%).
Los datos sobre partos instrumentales (aquellos en los que se utilizan fórceps, ventosas o paletas para extraer al bebé) tampoco son buenos, pues engloban el 23% de los alumbramientos (una de cada cuatro mujeres), si bien es preciso advertir que esa cifra coincide con la media de los hospitales asturianos (22%).
Con todo, la «I Encuesta de opinión sobre atención natal y neonatal» desvenda algunas diferencias en la atención a la embarazada en Asturias. La situación más llamativa se produce con la polémica episiotomía, que solo se realizó al 8,5% de las parturientas de Jarrio, mientras que en el HUCA casi todas las mujeres (92%) recibieron un corte en la vagina. En Avilés, la cifra alcanza a la mitad de las usuarias (52,5%), dato que aumenta al 67,2% en el caso del Hospital de Cabueñes.
En verdad, si se suman las cifras de las episiotomías con las de las cesáreas, se llega a la conclusión de que salir sin un corte de una maternidad asturiana es bastante raro. En Gijón, con un 15,6% de cesáreas, apenas dos de cada diez mujeres se libran del bisturí (sea en la vagina o en el útero), mientras que en Avilés – con 19% de cesáreas – solo tres de cada diez usuarias salen intactas.
Además de las episiotomías y de las cesáreas, completan las cifras de la atención al parto en el San Agustín las siguientes estadísticas: uso de oxitocina en el 67% de las mujeres, 25% de partos inducidos, 18,6% de partos instrumentales y 48% de roturas artificiales del saco amniótico, según los datos de la encuesta de 2010.
Como se puede apreciar, los datos no distan mucho de los de Gijón, si bien hay que destacar que Avilés está haciendo esfuerzos para humanizar el parto. De hecho, ha aprobado un protocolo en el que se compromete a no aplicar de forma rutinaria los procedimientos más criticados: enemas, sondas, afeitado de la vagina, rotura de membranas amnióticas y episiotomía. Oviedo también ha adaptado sus normas de parto en ese sentido.
En Asturias, tan solo el Hospital de Jarrio y el Carmen y Severo Ochoa, de Cangas del Narcea, pueden presumir de tener el título de maternidades IHAN (Iniciativa para la Humanización del Parto y de la Lactancia, antiguamente conocida como «Iniciativa Hospital Amigo de los Niños»). Se trata de una distinción impulsada por la OMS y Unicef.
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