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La palabra de Peñas
30/08/2019 / Carreño
PEDRO PASCUAL (Tabaza)
David contra Goliat. La familia formada por Rosario Rodríguez Fernández, Alfredo Martínez Castaño y el hijo de ambos, Roberto Martínez Rodríguez volverá a verse las caras en el juzgado con Arcelor Mittal y la empresa Dometal, del Grupo Asturmasa, el próximo 10 de setiembre. Llevan ya más de 30 años luchando para vivir de forma tranquila, sin sobresaltos, pero la planta de trituración de escorias de la acería en Tabaza les impide llevar una vida normal. Lo ideal sería una permuta y un cambio de vivienda, pero la empresa no parece estar por la labor.
Desde las siete de la mañana y hasta la noche, la vivienda de esta familia sufre temblores por las sacudidas de una bola de seis a nueve toneladas, según las necesidades de la empresa, que cae desde alturas variables, una máxima aproximada de 30 metros, levantada por una grúa. Es el proceso habitual para triturar la escoria procedente de la colada en la acería LD-III de Arcelor Mittal. Una trituración que se hace a escasos 200 metros de la vivienda, construida mucho antes de que Ensidesa, como se llamaba entonces la corporación, levantase las instalaciones de Tabaza.
«Se agrieta todo», explica Rosario Rodríguez mientras señala las hendiduras que cruzan el techo del garaje. También el suelo del salón. Toda la casa. «Hace unos años, nos arreglaron la escalera exterior porque estaba a punto de caer, totalmente destrozada», indica, «y también hubo que reparar el tejado, con las vibraciones las tejas se deslizan y la cumbrera quedó al descubierto».
Las vibraciones no solo afectan a la vivienda. También traen de los nervios a la familia. «Estás sentado en el sofa viendo la “tele” y continuamente está vibrando todo. Cada vez que dejan caer la bola, la casa tiembla, más o menos según la altura desde la que caiga», comentan mientras a través de la ventana van viendo una y otra vez, día a día y año a año, cómo se repite la operación.
«INTOLERABLE»
La situación no es nueva y ya es conocida en toda España. Los medios de comunicación de todo el país se hicieron eco del calvario de contaminación, vibraciones y ruido que soporta esta familia a diario. «Asediados por la contaminación», titulaba Interviú en 1997; «La casa más contaminada de España», destacaba la revista cuatro años más tarde. También la televisión autonómica valenciana o la gallega se hicieron eco del problema.
«Los impactos de la bola, incluso la de menor tamaño, ocasionan unas vibraciones que afectan a la estrucutura de la vivienda», denunciaba un informe de la Universidad de Oviedo realizado en 2004 por dos catedráticos y dos profesores del departamento de Medios Continuos y Teoría de Estructuras y del de Construcción e Ingeniería de Fabricación.
Los registros obtenidos marcaban «una magnitud sobradamente intolerable» y eran la «causa principal» de los daños de la casa. Los profesores señalaban al respecto que las vibraciones provocadas por los impactos de las bolas «son inaceptables para unas condiciones de calidad de confort y de calidad de vida óptimas».
También alertaba el informe sobre el «proceso de acumulación de daño» sobre la vivienda. Quince años más tarde, nada ha cambiado en la planta de trituración y los daños se acumulan.
A las vibraciones se suma el polvo: «Da igual que barras, vuelves a pasar la escoba y sigue saliendo escoria», lamenta la mujer, mientras pasa la mano una y otra vez por la barandilla de la escalera y siempre sale negra. Como la escoria. Un polvo poco recomendable para su marido, que tres veces a la semana tiene que ir a diálisis al hospital. «Se podría hacer aquí, pero con este polvillo no es muy recomendable».
El 10 de setiembre, se celebrará una audiencia previa con Arcelor Mittal y la empresa que se encarga de la trituración, Dometal, del Grupo Asturmasa. Un nuevo episodio en los desencuentros con el gigante del acero, al que le piden una permuta de la casa, pero «no hay forma de que nos hagan caso, nos ofrecen cosas muy inferiores a lo que tenemos. Pedimos algo similar, aunque tenga menos de los 2.000 metros de finca que hay aquí, pero sí tiene que tener transporte público adecuado para poder ir a la diálisis». El trastorno que para ellos supone un proceso judicial no es nada para la gran empresa.
La mujer muestra una de sus manos manchadas. (P. PASCUAL)
La familia de la «casa más contaminada de España» lleva a juicio a Arcelor este mes
Las tareas de trituración de la escoria de la LD III provocan daños en la estructura de su casa por las vibraciones y llenan el aire de polvo negro
La casa está a un paso de la industria. (E. F.)
La escoria también se cuela debajo de las alfombras. (P. P.)
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