«El año que vivimos plenamente en Asturias fue uno de los mejores de mi vida. Conocer Luanco de invierno, tan distinto al de verano y tan auténtico, comer helados de Helio en diciembre, merendar en Manzano, las chuches de Tina, pedir como premio ir a comer hamburguesas a Monty, pasar los fines de semana de frío al lado del mar, ir a las pozas lloviendo… Fue una pasada», asegura la madre de familia numerosa.

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La blogger está a punto de cumplir uno de sus objetivos: tener una casa en el concejo, concretamente en Susacasa. «Por fin estamos cumpliendo nuestro sueño. Siempre quisimos ser “copropietarios”, junto con la naturaleza, de un trocito del paraíso y parece que estamos cerca de conseguirlo», admite Paloma. «Nosotros, por el tipo de familia que somos, tenemos muy complicado caber en los sitios. Es difícil encontrar casas de alquiler donde quepan once personas y no podemos permitirnos ir a hoteles, donde tendríamos que alquilar casi cinco habitaciones por noche. Así que llevamos mucho tiempo soñando con tener aquí una casita», añade esta escritora. «De momento y mientras nuestros trabajos sigan estando en Madrid, será para tener nuestra base en Asturias, como segunda residencia, pero nuestra ilusión es acabar viviendo allí cuando nuestros trabajos lo permitan», suspira. «De momento, será un lugar para seguir haciendo familia, para recibir a amigos y para descansar y desconectar».

La familia numerosa está totalmente enamorada de Gozón y sus vecinos. «La gente es de lo más acogedora. Todo el pueblo de Luanco atiende y cuida a mi padre, que está enfermo. El centro de día le acoge cada día con mucho cariño», explica. «El médico de mis padres, Jesús Rodríguez Virgili, es como un ángel para nosotros, ya que estamos todos fuera», reconoce Blanc.

La lista de personas buenas de la comarca es interminable. «Que se nos queden las llaves dentro de casa y aparezca Agustín a las 12 de la noche para abrir y con una sonrisa, es impagable. Es como una gran familia. Y también nos sentimos cuidados cuando venimos, por gente que ya es como si fuera de nuestra familia como Inés y Fermín, de Casa Sandalio», afirma. «Mis hijos se pasan el año suspirando por el pan de Avendaño, los cruasanes vegetales de La Tahona, la tortilla de Clara y las croquetas del Muelle. También por ir a comer pollos asados al camping El Molino. Podría decir 1.000 cosas más», reconoce la instagramer. «Además, disfrutamos de lugares tan espectaculares como el Cabo Peñas, Moniello, Perlora, Verdicio… Qué suerte tenemos», concluye.