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Varios agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local se trasladaron a la urbanización. (L. VENTURA)

Cuatro encapuchados entran a
robar en chalés del Llagarón

En uno de los casos, los ladrones sorprendieron a la dueña
en su interior y, en otro, se llevaron dinero y joyas de alto valor

28/12/2024 / Carreño

LORENA VENTURA (Candás)

Cuatro encapuchados entraron a robar en chalés del Llagarón la noche del 18 de diciembre. Uno de los casos se quedó en intentona, pero en el otro se llevaron dinero en efectivo y joyas de alto valor monetario y sentimental, dado que parte de ellas habían sido heredadas.

La Guardia Civil y la Policía Local de Carreño acudieron pronto a la llamada de alerta de los vecinos. Se desconoce si existen más afectados en el barrio, dado que hay algunas viviendas que permanecían cerradas en la antesala de la Navidad. Por esas fechas, ocurrió algo similar en una vivienda de Logrezana.

En una de las casas del Llagarón los ladrones saltaron la valla, posiblemente «apoyándose en una farola». Una vez dentro de la finca, rompieron la ventana de uno de los laterales y empezaron a revolver todas las habitaciones hasta que dieron con el botín.

La familia afectada, aún abrumada por la situación, más teniendo en cuenta que en el inmueble residen menores, se limitó a decir esa noche que las pérdidas eran «muy cuantiosas». Al menos contaron con el apoyo de los vecinos que acudieron preocupados por el suceso, entre ellos los concejales Pablo González Álvarez (PSOE) e Inés García García (PP).

Los hechos ocurrieron en el intervalo de entre las ocho y las nueve y media de la noche cuando no había nadie en el inmueble. «Estábamos tomando algo (en una cafetería de Candás)», señalan. Al volver a casa se encontraron todo revuelto, tal y como mostraron a la autoridad y a EL FARO. «Mientras estábamos esperando a la “científica”, vino la vecina diciendo que tenía la casa destrozada», señala otra residente, en cuya casa también entraron individuos «con pasamontañas» mientras ella estaba en su interior.

En este caso, la mujer se encontraba sola leyendo un libro en la planta superior. Más en concreto, sólo tenía la compañía de su perra que «no ladró». «Sentí el boom (al hacer palanca en una ventana) y ruidos de personas moviéndose por la casa», recordaba poco después.

Los maleantes entraron en el domicilio por la parte de la sala de estar, donde hay dos puertas y una ventana, que abrieron y saltaron al interior, poniendo un pie en el sofá. «Aún está la pisada en el sofá y las huellas en un bote de cristal que tengo para poner esquejes de plantas». A priori, la policía no pudo recoger huellas dactilares porque los ladrones habrían usado guantes.

La vecina agregó que no era el ruido habitual de cuando llega su hijo porque «se queda en una habitación en concreto». Además, «no me decía nada», indica en relación al saludo habitual entre ellos. «Entonces, me extrañó y salí al recibidor de la planta de arriba y lo llamé. Me escamó porque no sentí ni la puerta del garaje, ni el coche ni nada», prosigue.

En este momento, los ladrones salieron «escopetados» ante la perplejidad de la dueña de la casa, que ni siquiera sintió miedo en ese momento, pero «luego pensé: “¿Y si hay alguno aún dentro?”».

«Eran “tiparrones” porque de una única pisada saltaron la valla. Les insulté y echaron a correr», decía aún apesadumbrada. La mujer describe que «eran cuatro, dos con pasamontañas, uno más atlético y otro con una sudadera azul marino con capucha».

Tanto en uno como en el otro caso no se empleó la violencia con los residentes. Fuentes policiales explican que es muy raro que ocurra porque los delincuentes no quieren enfrentarse a penas superiores en el caso de ser cazados.

La policía abogó por la unión del vecindario y recomendó que estén «en comunicación» entre ellos, por ejemplo a través de un grupo de WhatsApp, para dar la voz de alarma lo más pronto posible y que los ladrones desistan de perpetrar los robos.